Después de que series como Sexo en Nueva York o Gossip Girl nos inspirasen (y nos hicieran babear, un poco…) con interminables colecciones de zapatos y estilos de vida de lo más glamurosos, llega «Girls» y nos recuerda que en el mundo real las chicas de verdad también son capaces de arrastrar a millones de seguidores.
Lena Dunham (Hannah en la serie) es una de las caras más reconocibles y una de las voces más oídas del momento. Su cuenta de Twitter, con más de un millón y medio de seguidores, es un claro reflejo. En febrero, además, sorprendió a todos convirtiéndose en la imagen de la revista Vogue con una foto que se desmarca y que deja una huella (con topos rojos) en la historia de las portadas de esta «biblia de la moda».
Visto el vestido que lució en los Golden Globe Awards (ejem, ejem…), nadie diría que su estilismo es una de sus mayores bazas. O sí. Porque lo que Lena Dunham hace es imponer su personalidad a cualquier norma, y lo demuestra a través de su imagen una y otra vez. Esta estrategia (hago y me pongo lo que me da la gana), puede parecer sencilla a simple vista. Sin embargo, lleva implícito una intención mucho más profunda: un afán por transgredir y no hacerlo porque sí, si no a base de argumentos en paralelo. En el caso de Dunham, su rebeldía se apoya en dos de los mejores argumentos posibles: su inteligencia y su sentido del humor. El resultado es una imagen genuina, más o menos adecuada, pero siempre una imagen propia, muy propia.