Según su creador, Nickolay Lamm, «Lammily representa la idea de ser fiel a uno mismo en un mundo que demasiado a menudo nos hace perseguir fantasías inalcanzables». Y parece que su propuesta caló entre los usuarios de internet ya que le bastaron 24 horas para recaudar unos 400.000 euros para financiar el proyecto.
Hoy esta muñeca de proporciones y belleza «real», se puede adquirir por unos 20 euros en su página web junto con un kit de pegatinas para customizarla añadiéndole aún más realidad: granitos, rasguños en la piel, estrías, pecas… todos los complementos que una niña de 19 años puede reconocer en su propia piel.
Otro caso parecido es el de las Tree Change Dolls, una curiosa iniciativa de una diseñadora australiana que transforma con sus propias manos muñecas Bratz de segunda mano. El resultado es una Bratz como no estamos acostumbrados a verla: sin maquillaje, sin plataformas ni ropa de fiesta y sin ese extra de sensualidad tan característico en ellas. Su trabajo es como uno de esos programas americanos de cambio radical de imagen, pero en sentido contrario.
¿Serán estas muñecas «normales» los próximos modelos de belleza? ¿Las niñas pasarán de tener aspiraciones inalcanzables a aceptarse a sí mismas tal cual son? ¿Se puede aprender a jugar a no-tener una vida tan perfecta y aprender a pasárselo bien con ello?
Las respuestas… en unos cuantos años.