Ayer fue el día del verde: el día el que todos queremos comer ensalada, frutas y verduras. Queremos quemar los 3 kilos que hemos aumentado de media, en nuestro país provocados por un sinfín de comidas y celebraciones alrededor de la mesa excesivamente largas.
Igual de importante es empezar con “la dieta” el primer día de la vuelta a la rutina, como el mismo día regalar todos aquellos turrones y cajas de polvorones que nos han sobrado de estos días. Creo que es el mejor consejo, deshacerse de todas estas “dioptrías” de nuestra vista.
No voy a hablar propiamente de los consejos que ya nos conocemos de memoria: hacer unos primeros días de dieta depurativa, tomar fruta y alimentos ricos en fibra, intentar cenar un par de horas antes de ir a la cama, y un etcétera que seguro que ya sabéis. Ni tampoco empezaré con el rollo del ejercicio y las rutinas, no con lo de las calorías que comes y las que consumes, porqué sólo con pensar que para quemar 200 calorías de un yogur necesitas media hora de elíptica quemando la gota gorda, te lo piensas dos veces antes de abrirlo…
Simplemente quería hacer una reflexión en referencia a los excesos de la fiestas, ya que recuperar los buenos hábitos cuesta, y más después de estos días. Pero tal vez, si pensamos en todos los conflictos solucionados (si comes con una familia o con la otra, a qué hora pasan los reyes, qué me pongo para fin de año, qué le compro a mi suegra, para citar algunos) te apetece regresar a la rutina y a la tranquilidad. Aunque sea comiendo una ensalada y degustando un lácteo con cuchara, 0% materia grasas.