Me gustan los veranos en los que hay Olimpiadas. Me da igual lo que dan por televisión, pero cuando llego al canal de las retransmisiones, sea saltos de natación o tiro en arco, lo dejo. Es obligatorio antes de ir a dormir hacer zapping y ver cuántas medallas hemos ganado, los nuevos records del mundo… Pero lo que me fascina es la ceremonia inaugural. Y este año el espectáculo fue sinónimo de Tonga. Algunos ya sabréis a que me refiero, ¿no?
Resulta que el abanderado del país, un deportista de taekwondo de 32 años, Pita Taukatofua, encabezó la delegación sin camiseta, luciendo solo una especie de pareo y con el torso, especialmente musculado, embadurnado de aceite. Pero cuando digo embadurnado, es embadurnado, en mayúsculas. ¡Y qué alegría nos produjo! Rompió por completo la monotonía de las presentaciones de cientos de países desfilando con sus banderas, mientras las redes sociales estallaron ante su nuevo Dios del olimpismo.
Según el joven atleta de buen ver, “su sueño era llegar a ser un deportista olímpico de taekwondo y ahora está viviendo ese sueño”. Lo que es seguro es que su participación en el desfile ha duplicado sus seguidores en las redes y ha conseguido que millones de personas sitúen Tonga en el mapa. Seguramente si Rafa Nadal hubiese llevado el mismo traje, #España también habríamos sido trending topic…