El esmóquin o tuxedo es el traje de etiqueta masculino por excelencia. Un tipo de outfit aburrido para algunos y una forma de expresión casi divertida para otros.
Elegante clásicismo: Chaqueta y pantalones negros, camisa blanca, pajarita o corbata de color oscuro. El uniforme de los amantes del traje clásico y la opción segura para quienes no suelen llevarlo a menudo. Decantarse por un corte clásico o moderno (más ajustado al cuerpo) dependerá del físico, la edad y el estilo personal. Se aconseja vestir siempre en combinación con una actitud confiada, modales refinados y una sonrisa deslumbrante.
Un twist de modernidad: Cambiar la sobriedad y el rigor del negro por un traje de color o bien, un traje bi-color (chaqueta y pantalones de diferente color) es una buena alternativa para quienes prefieren reinterpretar el tuxedo. El traje en color azul suele funcionar bien para los más jóvenes, y el traje blanco sienta bien a hombres maduros con elegancia innata.
Look excéntrico: Para los que no tienen miedo a arriesgase, los accesorios, el peinado, las solapas con lentejuelas o los zapatos pueden ser los mejores aliados para dar la campanada mientras nos alejamos del tema de la etiqueta porque… ¿Quién sigue la etiqueta pudiendo hacer que los flashes de las cámaras te sigan a ti? Imponer el estilo personal a la hora de vestir un traje es uno de los ejercicios de imagen personal más difíciles de llevar a cabo. El humor y un punto de rebeldía deben ser entonces los protagonistas.